Paolo Gasparini. Andata e Ritorno

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Gasparini, Paolo
Editorial: La Cueva
Encuadernación: Hardcover
Idioma: Spanish/Italian
Páginas: 80
Medidas: 32.00 x 48.00 cm

Quizás pueda parecer exagerado, o presuntuoso, pero ya en los lejanos 60 ?cuando no se pronunciaba la palabrita mágica y el celebrado Martin Parr era todavía un niño? yo sabía que un fotolibro no era un libro con fotografías bien encuadraditas y cada una por su propia cuenta, sino que se trataba de un racconto a través de las imágenes. Sabía que la esencia del fotolibro es la narración y que a través de su propio lenguaje visual construye una historia. Así me lo había descrito y explicado Paul Strand viajando desde los frailejones de los Andes venezolanos hasta el crudo horizonte de las torres de los balancines que chupan el petróleo en el Lago de Maracaibo. Recuerdo también que ya en 1965 el histórico e iluminado crítico de fotografía Renzo Chini, durante su intervención en el Congreso Nacional sobre los Problemas de las Ciencias y las Artes ?en Torino? definía de manera clara y neta: «El fotolibro es un género expresivo como lo son la comedia, el cine, el cuarteto, etcétera».

Y así va parte de mi pequeña historia en el mundo de la fotografía, con sus benditos fotolibros y todo. Espero con esta nueva edición de Andata e ritorno haber logrado expresar mi manera de decir el mundo: del Friuli de Pasolini y las bicicletas de Zigaina al manifiesto gastronómico. Del pan de ayer al hambre de hoy. Del estudio fotográfico de los hermanos Aldo y Giuliano Mazzuco, en Gorizia, al México zapatista de tierra y libertad. De las minas del Cerro Rico ?digo, es un decir? de Potosí, en Bolivia, al bulevar Unter den Linden de Berlín del Este. Del Primer al Tercer mundo, siempre herido, siempre con el corazón sangrante en la mano. A Cuba, de la utopía al desencanto. De São Paulo a Los Ángeles y de Caicara del Orinoco a París, de Londres al Cuzco y de Caracas a Vibonati, en el golfo de Policastro. Del león prisionero de Manaos ?en el Río Amazonas? a los reflejos como estrellas fugaces gasificadas de las elegantes vitrinas, como cuchilladas fosforescentes del nonsanto Agente Naranja. Siempre, en cada lugar, la sociedad del espectáculo corrompe el paisaje y la vida. Y en todas partes los hombres y las cosas están signados por el dolor y las ofensas del poder. Para no olvidar.

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