Noches sin dormir
Por primera vez en mi vida me puse a la tarea de escribir un diario. Quería dejar por escrito el día a día de un invierno en Nueva York, que tenía la particularidad de ser el último. Un invierno que se comportó como debía, salvajemente, con un frío que mordía a los paseantes en las esquinas y convertía cualquier paseo en una aventura, a menudo desoladora. Fueron días de frío y noches de insomnio creativo y desesperante. Pero no sólo con palabras quería contarlo sino valiéndome de algunas de aquellas fotos que fui tomando durante los dos últimos años, con una constancia de cazadora solitaria, de paseante alerta más que de escritora meditabunda.\n\nEste diario compuesto por palabras y fotos destila una nostalgia anticipada, la consciencia del adiós a un tipo de vida de ida y vuelta que en los últimos once años marcó mi biografía y que dejo atrás voluntariamente, con pena pero también con alivio.
Hay existencias