MAD.RUS.22/08
La fotografía como registro emocional.
El paisaje es testigo de un momento, de un proceso. Forma parte de la memoria. Inconscientemente el cerebro guarda imágenes que, posteriormente y de alguna manera desconocida, surgen como un recuerdo, como un sentimiento. Una emoción.
El tiempo es implacable, las imágenes se guardan en un cajón hasta la próxima vez. Pero el sentimiento sigue vivo y perdura. La llama por momentos se va apagando, es como el juego de la cerilla, vamos pasando. No queremos que se apague, por eso pasamos rápido.
Llegado un momento, el juego se para. El abismo aparece. La llama se aviva. Vuelven los recuerdos con intensidad. Los sentimientos emergen. Buscamos de nuevo todas las imágenes, queremos recuperar esos momentos, volverlos a sentir. Son parte de la vida.
De mi historia y de su historia.
Nuestra historia.
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