Ways Beyond Art
Ai Weiwei se describe a sí mismo como un poeta frustrado. Sin embargo, la manera en la que articula los espacios, la radicalidad de sus instalaciones y la fuerza pura de la provocación de sus argumentos convierte su trabajo en la esencia de un poema. No es casual que la poesía fuera una presencia imborrable durante su infancia y adolescencia. Su padre, Ai Qing, fue una de las voces literarias más importantes de la segunda mitad del siglo XX en China. Un poeta que tuvo prohibido escribir durante los 22 años de exilio forzado que pasó en un campo de trabajo en las áridas regiones del oeste de China, limpiando letrinas, un día tras otro. Ai Wewei dice que nunca le oyó proferir una sola queja o crítica.
El silencio de Ai Weiwei es igualmente expresivo y, en cierta medida, se corresponde con el vacío de sus espacios, que son a un tiempo espacios llenos de contenido, silencios llenos de expresividad. El artista se apoya más en aquello que no dice y juega con los vacíos para crear espacios significativos.
Rechaza de forma radical lo que considera mediocre o falto de sustancia, debido a su compromiso y su lealtad hacia la expresión artística en su forma más pura, libre de restricciones. Desgarradoras experiencias vitales, como la deportación sufrida por su familia, no han podido silenciar una voz que nunca tiene miedo de expresar una opinión crítica directa respecto a determinadas posiciones políticas. Ai Weiwei mantiene esta misma actitud en relación a la creación artística, que no debe nada a ningún estilo, grupo o mercado en particular.
Fotografías: © Nigel Young. Cortesía Ivorypress
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