Topografías de la memoria

El escritor W.G. Sebalddeclaraba en una entrevista, poco antes de su muerte, que las historias de muchas novelas supuestamente basadas en hechos reales se inspiraban en manuscritos encontrados que, a su vez, remitían a los acontecimientos narrados en toda suerte de ficciones. El mismo Sebald empleó fotografías en todas sus novelas. Aquellas imágenes de dudoso origen aparecían a modo de certificado visual, garantizando el realismo del relato. Sin embargo, el mismo escritor se encargaba de advertir que muchas de esas imágenes habían ido a parar al lado del texto casi por accidente.
El peso y la nostalgia del pasado que tanto caracterizaban la escritura de Sebald tenían un contrapunto irónico en su particular forma de entender el realismo fotográfico. La proximidad del texto y la fotografía, un acercamiento que automáticamente desencadena conexiones y vínculos, no necesariamente obedecía un criterio de veracidad realista.