Jesús del Pozo. 1946-2011
«Jesús del Pozo fue un hombre de convicciones y de combate, un explorador de territorios ignotos, un luchador siempre al servicio de una estética, de una visión, las suyas. Porque detrás de cada reto estaba la belleza, un ideal plenamente asumido que comprometió toda su vida obligándolo a ser coherente en cada colección, en cada creación, en cada prenda. Tomaba sus decisiones sin pestañear, abrazado a su fe inquebrantable, a sus principios éticos y estéticos y a sus objetivos que siempre fueron mucho más allá de la moda. Más que inspiraciones, Jesús tenía visiones que llevaba a la práctica con su criterio de acero, su pasión militante y su talento instintivo, convirtiéndolas en una poesía sin edad y una vanguardia sin nostalgia. Fue su carrera un combate vitalicio contra lo perentorio, lo grandilocuente, lo obvio, lo manido, un trabajo sin red acompañado siempre por la duda, esa amiga íntima que te empuja a la excelencia.
Sus orgías de drapeados, su jubileo de colores inéditos, su destreza manual, capaz de convertir un trozo de papel en una obra maestra, su magnetismo, su controlada sofisticación, su sensual austeridad, su maestría geométrica, su audacia experimental, su poderosa levedad, su inagotable nostalgia de perfección han quedado patentes a lo largo de su obra. Y porque su materia básica fue la emoción es desde la emoción que yo escribo estas líneas pensando en ti, Jesús, que nunca querías sorprender gratuitamente [ ]».
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