El final de un vacío es el principio de otro = Huts baten amaiera beste baten ha
El final de un vacío es el principio de otro recoge en formato editorial el proyecto homónimo desarrollado por el artista Fermín Jimenez Landa para el Museo Oteiza. Fiel a su modo de aproximarse de manera periférica a los grandes discursos del arte, generando sutiles deslizamientos entre forma y significado, Jiménez Landa ha desarrollado este proyecto que relaciona el vacío, elemento central del lenguaje escultórico de Oteiza, con elementos más afines a su trabajo como el caminar, la cartografía, la provocación de situaciones y lo narrativo, vinculando la raíz común del término vacío (vacuus) con conceptos derivados como vago, vacaciones y vagabundo. Este paradigma le ha llevado a trazar espacios poéticamente activos de 50 centímetros x 2 metros, pero también formas de 50 centímetros x 7.000 kilómetros, midiendo el mundo con la trama invisible generada por los espacios entre las obras de Oteiza y generando nodos de una geografía insólita. Concebido como el diario de viaje del artista a través de la exploración del vacío generado entre las esculturas de Oteiza dispersas por el mundo, este proyecto lleva hasta el extremo la comprensión del vacío como materia de trabajo. Todo ello ha provocado un extenso despliegue documental de sus intentos, a veces fracasados, de recorrer esos vacíos, accediendo a casas particulares en ciudades como Roma o París y lugares en medio de ningún lugar, cenando con desconocidos o accedien
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